martes, 29 de enero de 2008

¡¡¡Que grande es ser mujer!!!

Oigo todos los días hablar de la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, y los que me conocéis, sabéis que soy el primero en reivindicar esos derechos.

Pero el caso es que ahora que mi mujer está embarazada, encuentro la diferencia más importante, aquella que nos distancia y que jamás, salvo que la ciencia avance una barbaridad, se podrá solucionar, está diferencia es el embarazo propiamente dicho.

Todos coincidiremos, sobre todo los que lo habéis o lo estamos viviendo, que es un gran cambio para las mujeres, sobre todo hormonal en su comienzo, lo cual provoca cambios en el estado anímico de las futuras madres sin saber y sin tener un porque, pero además de hormonal también se producen cambios físicos, comienza a crecer su tripa y crecen sus pechos, entre otros, etc…

Muchas mujeres dirán, “vaya cabrones estos hombres, a sufrir con el parto las mujeres”, pues hombre, viendo el futuro a corto plazo, la verdad es que en el momento del parto los dolores dicen que son grandes, otras muchas mujeres pensarán “maldita la hora en que me quise quedar en estado”; pero debéis pensar una cosa; y aquí es donde yo veo vuestra gran ventaja por ser mujer, cuando mi hija Uxue nazca, mi mujer llevará disfrutando de ella nueve meses de ventaja respecto de mí.

Porque claro, es curioso, gracioso o desconcertante estar sentado en el sofá viendo la tele o mejor dicho, mirando, mientras estás pensando: “¿seré un buen padre? Ella seguro que es la mejor madre. ¿sabré educarla? Ella seguro que sí, pero yo… ¿La querré como se merece? Su madre, seguro”. O muchas más preguntas sin respuesta, cuando de repente ves a tu mujer, soltar una carcajada a la par que en la tele se muestran las imágenes más duras de tu serie favorita, y te giras y le dices “pero de que te ríes, si no tiene gracia” y ella, totalmente abstraída del capítulo te suelta: “La chica, que está de fiesta y no para de moverse y darme patadas”, y en ese preciso instante, justo cuando acaba su frase, una idea resuena en tu cabeza, “Joder, que envidia, quien pudiera sentir a su hija crecer día a día. Joder, que suerte ser mujer para dar a luz; bendito dolor del parto que te permite sentirte Dios y te hace conocer que se siente al traer a este mundo a otra persona”.

Por eso, yo digo, Derechos iguales para todos y todas, pero tener presente, todas las mujeres, que por querer ser iguales que los hombres, olvidéis que a día de hoy, tenéis en vuestro cuerpo lo que os hace ser distintas y tan especiales, la capacidad de gestar vida en vuestro organismo, y aunque el hombre también ponga de su parte, vosotras sois la parte esencial de este engranaje que se llama embarazo, y vosotras sois las que vais a notar a vuestros hijos desde el primer momento.